“Cuanto más poder le otorgues a un solo individuo frente a la complejidad y la incertidumbre, más probable será que tome malas decisiones. Como consecuencia, hoy en día hay muy buenas razones para que las empresas traten de pensar más allá de la jerarquía”, afirmó el autor y periodista estadounidense James Surowiecki en su libro, “Sabiduría de los grupos”.
Así es, si bien el modelo jerárquico es el más conocido y monopólico entre las organizaciones, hay una alternativa que existe hace muchísimos años, pero que últimamente está cobrando cada vez más fuerza: la redarquía.
“Está vinculado con el liderazgo en red y la colaboración continua entre diferentes áreas”, nos cuenta Ingrid Astiz Jensen, co-founder y CEO de Wise Work, socio de Oxean.
Si bien siempre existieron relaciones informales en las empresas como, por ejemplo, un colaborador de un departamento que se conoce con otro de otro sector, y este vínculo hace que fluyan mejor ciertas cuestiones laborales, la diferencia, cuenta Astiz, es que “ahora hay más consciencia del poder de esa red informal y se puede trabajar sobre ella para hacerla más efectiva y alineada a los objetivos estratégicos”.
¿Jerarquía vs. Redarquía?
Lejos de ser enemigos u opuestos, ambos modelos pueden convivir en armonía. De hecho, en las empresas tradicionales y jerárquicas se suele dar una redarquía a través de la colaboración y del intercambio de las redes, como mencionamos antes.
Sin embargo, vale aclarar que en ciertas comunidades como las tecnológicas, por ejemplo, se da una redarquía que responde a la definición más estricta del término: ‘donde gobierna la red’. Pero ese no es el tipo de redarquía del que hablaremos en este artículo.
¿Qué rol ocupa la CI en una redarquía?
Para empezar, recordemos que la comunicación interna en una jerarquía es top down: el CEO o la dirección envía un mensaje para todos. Ahora bien, en este modelo no se tiene certeza de que los colaboradores lo hayan comprendido correctamente.
En cambio, en una redarquía hay referentes, líderes de opinión o embajadores de la comunicación interna, que logran que circulen los mensajes a través de la red y favorecen el ida y vuelta, clave para ajustar el mensaje, la política o la decisión.
“La comunicación interna en una redarquía es participativa y colaborativa: todas las personas de un equipo pueden aportar valor construyendo así un relato colectivo más diverso. En este modelo de trabajo cada persona tiene un papel en la comunicación, aporta su tono personal y se hace responsable de la generación de sus propios mensajes y de las conversaciones que se crean posteriormente”, nos explica Marcela Ospina López, co-founder y directora de comunicación de Wise Work y añade: “La comunicación interna en una redarquía se apoya en canales digitales que agilizan la comunicación y favorecen la transparencia”.
En conclusión...
Tal como explica Karina Casanova, Desarrollador PL/SQL en un artículo en LinkedIn: “Mientras la jerarquía se caracteriza por ser mandataria, la redarquía es colaborativa. Mientras la jerarquía son órdenes, la redarquía son conversaciones. Mientras la jerarquía se basa en premios y castigos, la redarquía se basa en el reconocimiento y la motivación de los individuos”.
Este modelo colaborativo, entonces, pretende dar respuesta a algunos desafíos muy presentes en las organizaciones:
● Brindar mayor autonomía a los colaboradores a la hora de la toma de decisiones.
● Generar más productividad a través de la colaboración y la comunicación interna.
● Establecer la estrategia de la compañía en base al resultado de la experiencia y no de la planificación.
● Potenciar la confianza, la creatividad, la innovación y el compromiso de los colaboradores.
● Basar el estilo de liderazgo en la influencia, autenticidad y la credibilidad.
● Cultivar la inteligencia colectiva para crear valor social y económico.
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